La exfoliación es un paso muy sencillo que puedes agregar a tu rutina de belleza y tiene resultados muy notorios. Te ayuda a remover barros y espinillas, desvanecer cicatrices cafés o moradas que el acné ha dejado en tu cara y en general aportar más brillo a tu piel. Todos debemos de exfoliar nuestra piel aun cuando sea seca o sensible, ya que todos tenemos células de piel muerta en la superficie.
La superficie de la piel tiene de 15 a 20 capas de células muertas, la cual en teoría es reemplazada cada 28 días, pero cambia en regularidad según tu edad, hormonas, tipo de piel, dieta y clima. Una desaceleración en la producción de células nuevas de piel resulta en poros tapados, arrugas, piel reseca, entre otras cosas.
Existen dos tipos de exfoliación, la física y la química. La exfoliación química es mucho más fácil de llevar a cabo sin problemas aunque en realidad las dos exfoliaciones son necesarias ya que la química “deshace el pegamento” que mantiene pegadas a las células muertas en tu piel y la física se encarga de remover mecánicamente dichas células. Solo hay que tener cuidado de no caer en la sobre-exfoliación.
El poder del exfoliante físico es personalizado según cuánto y qué tan fuerte tallas el producto sobre tu piel. Es muy fácil tallar un exfoliante de más y crear micro fisuras en tu piel, lo cual causa irritación, brotes en la piel y piel grasosa. Para evitar la sobre-exfoliación, es mejor tallar el producto suavemente en movimientos circulares por mucho tiempo en lugar de muy fuerte durante poco tiempo.
La presentación más común de los exfoliantes mecánicos son los limpiadores o geles exfoliantes que pueden contener ingredientes gentiles como esferas de plástico, esferas de jojoba, azúcar glass o avena; o más fuertes como café, azúcar, sal y cáscaras de nuez. Es preferible utilizar ingredientes del primer grupo para evitar la sobre-exfoliación.
Los peeling gels o geles exfoliantes, son una opción más gentil. Tienen ingredientes que se convierten en fibras suaves que se hacen bolita cuando interactúan con tu piel y son muy buena opción para gente con pieles sensibles que quieren experimentar con la exfoliación física.
Otra forma de exfoliar la piel es con herramientas como telas abrasivas, cepillos para la piel y esponjas especiales. Es importante que mantengas estas herramientas limpias y secas porque la piel muerta que resulte en ellas, es un medio de cultivo muy atractivo para bacterias y moho.
Tu tipo de piel determina cuánta exfoliación necesitas. Puedes comenzar a utilizar un exfoliante gentil una vez por semana. El regresar a tu piel después de haber sobre-exfoliado puede tomar varias semanas, por lo cual se recomienda ser muy cuidadoso.